Humor, nación y diferencias

Ana María Zubieta vuelve a dos textos básicos, uno de Arturo Cancela, el otro de Leopoldo Marechal, que encarnan dos momentos críticos, el yrigoyenismo y el peronismo, a los que todos volvemos cuando queremos hallar alguna explicación sobre lo que (nos) ocurre en la actualidad. No lo hace a partir de un simple, y socorrido, mecanismo de representación, como si cada autor y cada texto hubieran querido ser representativos, sino por el indirecto, y más excitante, camino de las configuraciones verbales. Una estructura, incómoda para la crítica, el humor, es lo común a ambos; su realización, en cambio, difiere. En un caso, el de la regocijante HISTORIA FUNAMBULESCA DEL PROFESOR LANDORMY , es la parodia de comportamientos verbales; en el otro, el de ADÁN BUENOSAYRES, la parodia es de rasgos culturales. La crítica, si aun se justifica, no puede ser un zurcido de impresiones; es un discurso con categorías propias, articulado en una coherencia que no puede ser apriorística, se construye al hacerse. Esto propone, y realiza, Ana María Zubieta en un trabajo que, por añadidura, es válido en sí, legible y moderno, con un arraigo teórico sólido: se lo siente en su respiración.

NOÉ JITRIK